jueves, 4 de marzo de 2010

Emprendimientos

El lema de las incubadoras: cría proyectos y te saldrán
Empresas


Son cada vez más las universidades del interior que dan apoyo a los emprendedores, entre ellas Córdoba, Mendoza y Santa Fe.

El apoyo de las universidades a los emprendedores, por medio de las incubadoras de negocios, es un fenómeno que se extiende por el país.

En las provincias de Santa Fe, Córdoba y Mendoza, por ejemplo, el apoyo apunta a crear nuevas empresas de base tecnológica.

Juan Pablo Bustos, gerente de la incubadora de la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, cuenta: “Desde 2005, las empresas más destacadas que hemos incubado son la desarrolladora de software Rent a Soft, Isoterma Cero, la productora de vajilla cerámica Nueva Colbo, y Energe, que fabrica colectores de energía solar para calentar agua de instituciones y viviendas”.

La incubación se traduce en una serie de servicios que la universidad brinda a los nuevos empresarios: tutorías de planes de negocios, oficinas equipadas de uso exclusivo, acceso a red de contactos, promoción de los proyectos y vinculación con fuentes de financiamiento, entre otros.

Además, el organismo guía a los emprendedores en la presentación de sus proyectos a concursos de planes de negocio o de innovación tecnológica, “Hemos conseguido importantes ingresos para financiar a las empresas, a partir de los premios obtenidos”, dice Bustos.

También la Universidad Nacional del Litoral, en la ciudad de Santa Fe, trabaja fuertemente en incubación. En 2002 creó con el municipio de Esperanza la incubadora Idaer, que recibe proyectos de orientación científica. Y desde el mismo año es socio en el “Parque Tecnológico del Litoral Centro”, con el objetivo de crear empresas de tecnología de punta. Un caso es Protech Pharma, que desarrolla productos farmacéuticos con tecnología de ADN.

La universidad propicia la incubación desde cada una de sus sedes. Por ejemplo, la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas lanzó en 2007 un Gabinete de Emprendedores para que los alumnos, docentes, y egresados puedan crear empresas de tecnología y de software. El ingeniero Gastón Martín, coordinador del Gabinete, puntualiza: “Dentro de nuestra nueva carrera de programación de videojuegos también enseñaremos a crear empresas”.

Hay otros casos que confirman que la tendencia crece. “La Universidad Nacional de Rosario –dijo Oscar Peire, decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura– ha incubado la potabilizadora de agua Ingeniería de Aguas Rosario y la desarrolladora de software Cidra”.

En Córdoba capital, la Universidad Nacional, la Universidad Tecnológica Nacional y el Municipio llevan adelante desde 1997 la Fundación para la Incubación de Empresas, que abrió semanas atrás una convocatoria para proyectos empresariales innovadores. A los seleccionados se les ofrecerá, entre otros servicios, asesoramiento en comercialización, finanzas, legales, contabilidad, tecnología y gerencia. Y también infraestructura, como salas de reuniones y de capacitación, Internet y telefonía y acceso a redes de información empresarial.

La Universidad Blas Pascal, una privada de la misma ciudad, posee una actividad de incubación no tradicional: allí brindan capacitación en temas comerciales, legales y financieros a emprendimientos que ya se encuentren en marcha.

Marco Lorenzatti, el secretario de Educación Continua de la universidad, explica que dieron apoyo a “a una empresa de soporte informático remoto para estudios contables y jurídicos, a otra de reciclado de caucho y a otra de servicios de limpieza de departamentos y venta de insumos”.

Por su parte, la Universidad Nacional de Villa María (provincia de Córdoba) tiene en marcha desde 2004 el programa “Ventanilla del Emprendedor”. El contador Darío Poncio, a cargo del programa, detalla: “Hemos ayudado con éxito a la consolidación de pequeños emprendimientos. Algunos de estos son: una pastelería, una fábrica de indumentaria deportiva, una fábrica de donas y pan, y una fábrica de pastas con venta al publico”.

Recursos Humanos - Humor

El Perro y el Carnicero
Un carnicero estaba a punto de cerrar su negocio cuando vio entrar a un perro. Trató de espantarlo, pero el perro volvió. Nuevamente intentó espantarlo, pero entonces se dio cuenta de que el animal traía un sobre en el hocico.

Movido por la curiosidad, el carnicero abrió el sobre y en su interior encontró un billete de veinte dólares y una nota que decía:

– ¿Podría mandarme con el perro un kilo de carne molida de res y medio kilo de pata de cerdo?

Asombrado, el carnicero tomó el dinero, colocó la carne molida y la pata de cerdo en una bolsa, y puso la bolsa junto al perro, pero olvidó darle a éste el cambio. El perro empezó a gruñir y a mostrarle los colmillos.

Al darse cuenta de su error, el carnicero puso el cambio dentro de la bolsa. El perro se calmó, tomó la bolsa en el hocico y salió del establecimiento.

El carnicero, impresionado, decidió seguir al can y cerró a toda prisa su negocio. El animal bajó por la calle hasta el primer semáforo, donde se sentó en la acera y aguardó con la bolsa en el hocico a que la luz se pusiera en verde para cruzar.

Atravesó la calle y caminó hasta una parada de autobús. El carnicero le seguía de cerca.

En la parada, el perro vio llegar un autobús, se fijó que no era el correcto y siguió esperando hasta que llegó el autobús correcto.

Subió al autobús, seguido por el carnicero. El carnicero, boquiabierto, observó que el can, sentado muy correctamente en un asiento, miraba por la ventana con atención, reconociendo el lugar donde debía bajarse del autobús.

De repente, el can se incorporó en el asiento y, erguido sobre las patas traseras, tocó el timbre para bajarse, siempre con la bolsa en el hocico. Perro y carnicero bajaron del autobús.

Caminaron por la calle hasta que el perro se detuvo en una casa, donde puso las compras junto a la puerta y, retirándose un poco, se lanzó contra ésta, golpeándola fuerte. Repitió la acción varias veces, pero nadie atendió al llamado del perro.

En el colmo del asombro, el carnicero vio al perro tomar la bolsa con el hocico, rodear la casa, saltar una cerca y dirigirse a una ventana.

Tocó con las patas el vidrio de las ventanas del baño varias veces sin soltar la bolsa; y regresó a la puerta de la casa.

En ese momento, un hombre abrió la puerta y ¡comenzó a golpear al perro! El carnicero corrió hasta el hombre para impedirlo, diciéndole:

– Por Dios, amigo, ¿qué está haciendo? ¡Su perro es un genio, es único!

El hombre, evidentemente molesto, respondió:

– ¡Qué genio ni nada! ¡Esta es la segunda vez en esta semana que al muy estúpido se le olvidan las llaves, y yo en el baño!

MORALEJA:
Por más que te esfuerces y cumplas más allá de tu deber en el trabajo, a los ojos de tu jefe siempre estarás por debajo de lo que él espera de ti.

Oratoria para Empresarios

El poder de la expresividad


Cuando hablás, lo hacés de una manera que has aprendido a lo largo de tu vida. Y a veces sentís que esa manera de hablar te resulta insuficiente.

Muchos de nosotros estamos interesados en seducir, persuadir, convencer, crear clima, ser efectivos en lo que decimos, crear nuevos mundos, etc. Y muchas veces no sabemos cómo hacerlo.

Cuando escuchás a una persona hablando en público de manera convincente, solés decir: “¡Que bien que habla este tipo, ¿podré yo hacer lo mismo?”. La contestación es ¡Sí! UN SI ROTUNDO.

Todas las personas estamos en condiciones de poder hablar en público en forma convincente.
Lo central es poder utilizar nuestros recursos e incorporar algunos más, para darle brillo a nuestro relato. Y aquí aparece una palabra fundamental:

La EXPRESIVIDAD

El diccionario nos dice acerca de la persona expresiva: que manifiesta con viveza lo que siente o piensa. Y esto, para la oratoria, es de vital importancia.

La forma en la que decimos las cosas marca una diferencia fundamental a la hora de comunicarnos. Y lo mejor de todo es que se encuentra a nuestro alcance. Sólo tenemos que empezar a observarnos para darnos cuenta del enorme caudal de expresividad que poseemos.

Las personas que tienen un discurso expresivo hacen uso de sus RECURSOS: voz, modulación, inflexión, movimiento de manos, de brazos, de cuerpo, exteriorizar emociones, alegría, espontaneidad, más emoción, agudeza, reflexión, dulzura, sorpresa, tranquilidad, creación de contexto y miles más.

Nuestro horizonte: encontrar NUESTRA expresividad.

Existe en nosotros, de eso estoy seguro, y vamos a hacer acciones para averiguar cómo es, hacia dónde apunta, cómo hago para descubrirla, cómo la saco, cómo la lustro, cómo tomo conciencia de ella.

EL PODER DE LA EXPRESIVIDAD: hacia allá vamos…

La expresividad va a depender casi exclusivamente de nuestros recursos, innatos o aprendidos. En ellos descansan nuestras posibilidades para que el mensaje que queramos transmitir sea efectivo.
Y en este punto debemos considerar qué es lo que queremos lograr con nuestro discurso. Llamaremos discurso a toda emisión que se realice desde nuestros dominios: Cuerpo, Lenguaje, Emoción y Algo más, hacia un público.

¿Qué quiero que pase? ¿Mostrar, convencer, seducir, que compren lo que ofrezco?

Cuando usamos nuestros recursos, el universo se pone contento.
Por un lado porque ponemos en práctica un regalo, un don que nos fue otorgado. Por otro lado porque su uso es para llegar a otro ser humano como ninguna otra persona puede hacerlo desde ESE RECURSO.

Y esto es así pues nuestros recursos SON EXCLUSIVOS. Nadie más los tiene. Operar desde nuestros recursos nos lleva a un espacio a donde nos podemos mover con comodidad.
La misma comodidad que hará que nuestro discurso sea fluido. Que no estemos preocupados por cómo nos está saliendo.

Hacé una lista de las personas que a tu criterio son buenos oradores. Al lado de cada nombre colocá la causa por la cual creés que lo es. Luego colocá todas las causas una al lado de la otra.
Vas a ver que comienzan a salir cosas repetidas, y que en esa lista está gran parte de los recursos que se utilizan para hablar bien en público.

Al sólo efecto demostrativo, voy a mostrarte una lista de algunos recursos. La lista es muy larga, de tal manera que voy a incluir algunos de los más importantes.

-Confianza, Buena presencia, Buena dicción, Buen vocabulario, Mirar a los ojos, Deseos de hablar, Ganas de decir lo que se siente, Moverse bien en el espacio, Hacer relaciones, Ganas de ponerse en acción, Comunicar las emociones, Ansias de seducir, Invitar a soñar, Ansias de convencer, Saber escuchar, Querer lo mejor para el otro, Apoyar al otro, Ser un servicio, Capacidad para visionar, Ganas de entretener, Facilitar, Abrir conversaciones, Deseos de obtener resultados, Pasión, Amor.

Esas personas que hoy vemos como modelos se equivocaron muchas veces. Y lo central es que aprendieron de sus errores. Poder observarnos es central para nuestro crecimiento en la comunicación verbal y no verbal.

Ser un buen orador depende casi por completo de una buena preparación. Si se nace buen orador y no se practica, con el tiempo los recursos se van dejando de lado. Como dijo alguien una vez: cualquier disciplina tiene un 1% de inspiración y un 99% de transpiración.