La respuesta, según las últimas tendencias en management, es que la creatividad es una habilidad que se entrena y se va desarrollando, como si fuera un músculo, con el ejercitar diario.
Luego habría que determinar a qué llamamos algo creativo, porque señalar la innovación y la creatividad habla más del que opina que del que crea. Es decir, que los juicios que emite una persona acerca de un producto o servicio están ligados directamente con el entorno cultural de esa empresa o institución, ya que algo puede ser muy creativo y original para una persona, y poco creativo para otra.
En tercer lugar, hay que analizar qué hacer cuando estamos en pleno proceso de creación, para poder generar una idea o propuesta innovadora. Dado que algo puede ser novedoso y original según quien lo evalúe, lo que sugerimos es desarrollar la escucha sobre lo que podrían opinar aquellos que van a valorar el acto creativo.
Es decir, “ponerse en los zapatos del otro” e imaginar qué nos dirá desde su cultura organizacional acerca de lo que estamos creando. La clave está ahí, en escuchar las necesidades. La idea surge como solución a un problema, y las respuestas están dentro de nosotros.
Pero se pueden generar espacios de actividades en las organizaciones, para fomentar la creatividad y la innovación. Hay propuestas en las que se crean contextos para que los participantes puedan darse cuenta del potencial creativo que tienen, y una vez que lo comprobaron, ya no pueden mirar hacia otro lado.
Sólo hay que escuchar las preguntas. La innovación es una nueva forma de hacer algo. Es la creatividad puesta en el mercado.
Luego habría que determinar a qué llamamos algo creativo, porque señalar la innovación y la creatividad habla más del que opina que del que crea. Es decir, que los juicios que emite una persona acerca de un producto o servicio están ligados directamente con el entorno cultural de esa empresa o institución, ya que algo puede ser muy creativo y original para una persona, y poco creativo para otra.
En tercer lugar, hay que analizar qué hacer cuando estamos en pleno proceso de creación, para poder generar una idea o propuesta innovadora. Dado que algo puede ser novedoso y original según quien lo evalúe, lo que sugerimos es desarrollar la escucha sobre lo que podrían opinar aquellos que van a valorar el acto creativo.
Es decir, “ponerse en los zapatos del otro” e imaginar qué nos dirá desde su cultura organizacional acerca de lo que estamos creando. La clave está ahí, en escuchar las necesidades. La idea surge como solución a un problema, y las respuestas están dentro de nosotros.
Pero se pueden generar espacios de actividades en las organizaciones, para fomentar la creatividad y la innovación. Hay propuestas en las que se crean contextos para que los participantes puedan darse cuenta del potencial creativo que tienen, y una vez que lo comprobaron, ya no pueden mirar hacia otro lado.
Sólo hay que escuchar las preguntas. La innovación es una nueva forma de hacer algo. Es la creatividad puesta en el mercado.
¿Cómo crear un contexto que facilite la creatividad?
De la misma forma en que vamos al gimnasio y utilizamos diversos elementos para desarrollar músculos, para crear también sirve generar un contexto apto. Algunas claves para desarrollar la creatividad pueden ser:
– Trate de salir cada tanto del espacio de trabajo habitual. Hay lugares más inspirativos que otros.
– Arme pequeños grupos de trabajo, de no más de cinco personas.
– Disponga un tiempo de trabajo diario, semanal o mensual, destinado exclusivamente a la innovación.
– Comunique los resultados logrados por la innovación dentro de esos grupos, por pequeños que sean (no olvide la famosa retroalimentación del trabajo en equipo).
– Acepte que está dentro de un proceso, y que es probable que no surjan novedades en las primeras reuniones.
– Una sucesión de reuniones creativas forma un proceso creativo.
– Reciclar no es copiar: una idea, reciclada para un contexto que la desconocía, también significa innovación, y muchas veces nos ayuda a atenuar la presión de crear todo el tiempo. Aquí, lo creativo es adaptar y vender una propuesta a quien desconoce que fue creada anteriormente.
– La mirada del otro enriquece. De una idea surgen muchas otras, y esa es la magia del trabajo en equipo y la retroalimentación.
– Incorpore energía para los músculos creativos: aliméntelos con lecturas, observación en conjunto de videos, viajes a otras culturas, inmersiones en páginas de Internet de otras industrias, lectura de encuestas de mercado, etc., para generar esa fuerza creativa que disparará nuevas ideas.
– Sume al equipo a clientes internos o externos. Es muy valioso tenerlos ahí y preguntarles qué necesitan. Sugerimos escuchar, escuchar y escuchar.
– No emita opiniones cuando alguien esboza una idea. Una idea no mata a otra, en realidad ganamos dos ideas. No diga no sólo por el no.
– No reprima lo que piensa, aunque le parezca que no va a ser útil.
– Anote y registre todo. Lo que no nos sirve hoy, nos puede servir mañana.
– No de nada por sentado. Grandes ideas surgieron de poner en primer plano algo muy obvio, que para muchos era invisible.
Algo importante de señalar es que nadie cambia algo que no está dispuesto a cambiar. Por eso hay que enrolar a todo el personal en la necesidad de estar creando e innovando, como una manera de construir esas ventajas competitivas que van a distinguir y beneficiar a toda la compañía.
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